Hoy me apetece hablar del subidón que te hace el salir de la zona de confort, y enfrentarte a un reto nuevo, algo que te da miedo o crees que es imposible de realizar, y el día que te pones hacerlo, mejor o peor sientes un cosquilleo tremendo, y te dices a ti mismo: eres el mejor, lo has conseguido, prueba superada.

Cuando decidí apuntarme a teatro, lo plasmé también en forma de reflexiones marcianas, compartiéndolo en este blog. Por motivos varios, me vi obligado a dejar mi aventura por un tiempo, el estrés por el trabajo, el control de tiempo (tienes esa sensación que te faltan horas al día) y la vida agobiante e inestable de un trabajador autónomo hacen que llega un día que tu cuerpo explota por un lado o por otro, y no das mas de sí, y eso me pasó a mi. Me quedé sin pilas con las que poder seguir enfrentando el día a día, y caí en un pozo con todas mis historias.




Este año he retomado el teatro, de una forma diferente, como una especie de terapia, para la enfermedad que tengo, un escape a los problemas y por un momento ser completamente feliz.

Quedan pocos días para enfrentarme al gran reto, el público... dicen que por muchos talleres o clases de teatro que hagas, tienes que experimentar lo que es estar ante cientos de personas e interpretar el papel que llevas trabajando meses. Y lo voy a hacer con seguridad, con la seguridad que creo en mi y que puedo hacerlo. Que soy capaz. Y que mejor o peor, lo importante es siempre si, y seguir adelante.

Un marciano como yo, con su etapa antisocial, tímido, con carencias de comunicación verbal, y pánico escénico se enfrenta de golpe a todos sus fantasmas para liberarlos a lo bestia encima de un escenario, junto a sus compañeros.

Nunca creí que lo diría, pero existe la magia del teatro. Yo llevo años viviéndolo como espectador, era imposible imaginar que un día tendría la oportunidad de verlo desde dentro y ser yo el que se subía a un escenario. A día de hoy, afirmo que el teatro te da muchas cosas, te ayuda no solo a ser la persona que tu quieras, si no a liberarte, y si encima tienes un grupo de compañeros como los que tengo yo... todo se hace mucho más fácil y poco a poco vas creando una mini familia. Donde cada uno tiene su propia historia que les ha hecho llegar como tu a ese taller de teatro, y semana tras semana han conseguido clase tras clase, ser un poco más felices en sus vidas, y que la energía que te aporta el teatro se mantenga durante toda la semana, para hacer los problemas diarios mas pequeños, y tener una nueva ilusión en la que llegue el día de ensayo para ver al resto de compañeros y a tu profe preferida. La que consigue lo imposible contigo, sin apenas darte tu cuenta... te lo hace todo muy fácil y sin ella sería imposible enfrentarme a este gran reto en mi vida.

Reflexión marciana: querer es poder... si quiero puedo... y si no puedo por lo menos lo intento, lo hago y ya vemos... pero eso no te lo quita nadie, el derecho de hacerlo. De todo se aprende, y si pienso que puedo, lo haré.

Algo que era una forma de relacionarte, de salir de tu rutina diaria... se puede convertir en tu mejor flotador cuando estás en el fondo del mar, o en el pozo oscuro que no ves salida. Porque todo lo bueno y lo malo lo tienes en tí, y aunque pensemos que lo malo puede con lo bueno, no siempre ganan los malos... y las mejores herramientas para continuar en esta vida estresante, las tenemos en nosotros mismos, solo es cuestión de saber utilizarlas.


Después de unos cuantos meses, decido retomar algo que me ha ayudado en muchas ocasiones a comunicarme de otra forma que verbalmente me era imposible, la escritura, y plasmarlo sobre este blog de reflexiones marcianas, que inicié en su día y que por un motivo u otro he dejado a un lado, sin darme cuenta la vida que me da el descargar aquí los pensamientos que se le pasan por la cabeza a un pequeño marciano como yo.

Esta semana ha sido de doblete, inicio de un taller intensivo de teatro y al día siguiente seguimos con la escuela de teatro.

Y como siempre, se saca algo nuevo y para reflexionar de lo vivido esta semana.

El miedo a enfrentarme a situaciones nuevas, y conocer gente nueva es superior a mi, quizá eso fue uno de los motivos por los que decidí embarcarme en esta aventura del teatro. Cuando te vas acomodando a la gente nueva, empiezas nuevo proyecto con más compañeros, y te toca otra vez el trago de día nuevo, situaciones nuevas y sensaciones diferentes.
Ha sido una semana intensa de trabajo, lo que hace que cuando llegan los días de clase me de pereza salir de mi zona de confort y tener que ir a enfrentarme a ese algo nuevo, ya que cada clase de teatro es distinta y te obligas a ti mismo a enseñarte algo nuevo de ti que no sabías.

Esta semana estoy aprendiendo a conectar conmigo mismo, dejarse llevar y dejar que el cuerpo te guíe. No es sencillo... pero es cuestión de practica, y para una cabeza como la mía que no deja de pensar aún es mas complicado, pero lo voy consiguiendo. Consigo centrarme en cada clase y que el mundo alrededor pare, dejando los problemas en segundo plano y dandole prioridad a disfrutar del momento.
Los viernes se están convirtiendo en uno de mis días favoritos de la semana, cuando se va acercando la hora de coger el coche e irme a clase empieza el miedo por dentro, pero ya se mezcla con un poco de confianza y seguridad.

La clase de hoy ha ido muy bien, he conseguido entrar en clase y dejar de lado los problemas y mantener por hora y media mi cabeza centrada en los ejercicios y las indicaciones del profe.
Hoy he descubierto otra parte importante, la de conectar con uno mismo y dejar que el cuerpo empiece a hablar, dejarse llevar.

Cerramos los ojos y empezamos a mover partes de nuestro cuerpo y eso, dejarnos llevar sin pensar en lo que hacíamos, el conectar. Y después hemos aprendido a como meterse en la piel del personaje, a través de los gestos, llegando a pensar como podría actuar ese personaje en su vida diaria, y adquirir su forma de moverse, gesticular, hablar...

Confieso que no me siento del todo cómodo, la vergüenza sigue en mi, pero no me freno, se que puedo dar mucho más de mí, pero cuesta soltarse, y espero poder conseguirlo cada día un poco más.

Reflexión marciana: Hacer lo que el cuerpo le pide a uno, dejarse llevar, ser libre, volar... raras veces nos permitimos esas sensaciones, el conectar con tu yo, y aprender de el sin que tu entorno te influya. 

Con el tiempo aprendes que tu eres tu mejor amigo y enemigo, y para enfrentarte a muchas cosas necesitas conocerte bien, aceptarte, quererte y sacarlo fuera.

Nadie te va a querer igual que tu, coge el camino y aprende a respetarte y quererte, cualquier paso por pequeño que sea puede ser el principio del cambio.
Esta semana parece que la tranquilidad ha vuelto a mi vida, pero el golpe fuerte para darme cuenta de la realidad ha sido entre el jueves y viernes. Una semana donde he descubierto cosas de mí, de la vida, de los humanos que se me habían olvidado.

El jueves fui a una mesa redonda de fotografía, con mis compañeros de curso de fotografía del año pasado, una charla que como resultando final nos dio una frase: Acuérdate de Vivir.


Llegó la segunda semana, la he afrontado con energía algo escasa. Ha sido una semana de mucho trabajo, de reuniones y de falta de sueño.

El viernes, el día de clases de teatro, me tocó hacer un Murcia-Valencia ida y vuelta en coche por motivos de trabajo, y aunque lo intenté, no llegué a la hora de clase.